viernes, 16 de enero de 2009


Los lunes, en el colegio o cuando hablo con la gente y les digo que fui a la cancha, me dicen: "¡Dejate de joder! ¿Para qué te vas?"
Y yo les explico lo siguiente:
"Olimpia es un amigo que esta en coma y todos los médicos lo dan por perdido... entonces vos que hacés? lo desconectás y ya está? No, dicen que la gente que esta en coma puede escuchar...
Entonces, si puede escuchar, este amigo es imposible que muera, por que tiene unas 10.000 personas que le dicen al oido... 'y dale, y dale, y dale Olimpia dale'
Y además me pregunto:
Cuando el amigo este se recupere,
¿lo voy a poder mirar a los ojos si nunca lo fui a ver?
¿como voy a festejar con él, brindar, abrazarlo... si no estuve en los malos momentos?

Sería una basura, por eso cuando me preguntan ¿a qué vas? yo les respondo:
"Como no voy a ir, si se que me está esperado."

EN LAS BUENAS SOMOS GRANDES, EN LAS MALAS SOMOS ENORMES

esto es algo q lei en un foro .. queria compartir con todos.

viernes, 30 de noviembre de 2007

Observo

Miro el techo color marrón arcilla, mientras estoy postrado en la cama cubierta por una colcha azul, siento la suavidad del algodón en mis brazos y piernas desnudas. Esta situación placentera, que todos conocemos, es opacada y tragada por las gotas de sudor que recorren mi frente como el agua salpicada de las cataratas; estas se acumulan en las cejas, que cuando absorben todo lo que pueden siguen su caudal por los parpados y las pestañas, que luego, en un movimiento automático estas las hacen llegar al verdoso mar, realizadora de visiones, causando una terrible irritación.

Que eficiente y organizado es el cuerpo humano, mas aun con la ayuda de los avances tecnológicos orientados a mejorar el ambiente en el que uno vive. El ventilador de techo, cosa tan simple y digamos que antigua, sopla sobre mi rostro y cuerpo un viento tranquilizador, evaporando así el sudor enardecido por el calor insoportable de la primavera Paraguaya. Este proceso de evaporación mejora majestuosamente la temperatura de mi cuerpo maltratado, dándome una de las sensaciones más gratificantes que el paraguayo promedio pueda disfrutar.

Pestañeo, ¡las aguas inundaron las cejas! Automáticamente cierro los ojos y siento las millones de gotas tibias y fuertes que torturan mis ojos; Pestañeo de vuelta, siento que las gotas salpicadas disminuyen, pasan de millones a miles; lo repito constantemente hasta que la picazón cesó. Bajo mi mirada pasando del techo arcillosos a la pared azul buscando el reloj, mientras rezo para q no marque las 2.15, pero dios volvió a hacer oídos sordos a mis frívolas plegarias. Rezongando, levanto el torso y giro las piernas hacia el exterior del colchón, buscos las prendas estratégicamente colocadas en la esquina inferior de la cama (estratégicamente, porque evita todo movimiento innecesario para así disminuir las gotas de sudor que emanan sin piedad). Hago el cambio de prendas a desgano, lento; un pantalón 100 % de algodón color negro, medias de poliéster y remera blanca del clásico estilo polo. Agarro el maletín y me dispongo a hacer el terrible viaje a la oficina.

Digo terrible solamente por la temperatura insoportable, sofocadora, cansadora a que estamos acostumbrados los habitantes de esta hermosa cuidad (si sos optimista). Es bastante motivador, causante de felicidad y fervor, dar un recorrido por las coloridas calles de Asunción. Se observan tantas cosas!: Los Arboles y florecientes arbustos; la gente ensimismada en diversas actividades, con diferentes significados y funciones!; pasear en el trafico tenso y sin paz, esquivarte de los colectivos que recorren toda ciudad en búsqueda de los diferentes destinos, repletos de gente trabajadora: haraganes, ladrones, morochos, blancos , indígenas, orientales, tanto respetuosos como groseros; Padres, hijos, amigos y compañeros de trabajo amontonados en las paradas , conversando, sobre el trabajo, sobre la vida, sobre la existencia, sobre problemas económicos , de las cuestiones de fe , de los consejos de vida, ordenes de padre a hijo, del futbol “gran pasión paraguaya” o simplemente planeando la birra de la noche ; Mientras uno observa todo esto, trata de no pisar a un inconsciente que nunca en su vida se manejo en motocicleta y que va tambaleando sin casco de un lado de la calle al otro “el infeliz te pasa por la derecha”.

Luego, al pasar por calles repleta de casas residenciales de clase media baja, pintadas a la cal de color blanco o verde aguado y al contemplar parejas de ancianos sentados en la vereda sobre sus clásicas sillas de armazón de hierro y liadas por cables de varios colores, compartiendo el clásico terere, quizá recordando los buenos momentos como los malos o imaginándose un futuro que sin dudas no va a ser lejano; el ambiente se torna melancólico pero feliz. Melancólico, porque el tiempo es cada vez más escaso a medida que los años pasan y feliz, porque esta imagen demuestra lo importante de los placeres simples.

Giro la llave del automóvil, escucho el rugido del motor y siento la sacudida de este. Abro el maletín saco la cajetilla de Philip Morris “20 Cigarrillos Rubios” caja blanda, golpeo con el dedo anular la parte inferior de la cajetilla , el cigarrillo afortunado es propulsado fuera de la caja, lo agarro con una felicidad y ansias tremendas, busco desesperadamente el encendedor mientras bajo el vidrio izquierdo, lo enciendo; Uff que satisfacción , la primera bruma cancerígena ingresando a mis pulmones , haciendo desaparecer las ansias y iniciando la sequedad de la boca y la garganta. Una vez abierta la ventana, termina la esperanza y comienza la desesperanza de que el aire esta inmóvil, flotando, inexistente al tacto, sin cumplir su función secundaria de refrescar; el sol más poderoso que nunca, hace hervir tu piel, y ahí te entra el apuro de poner en reversa y encontrar la primer asfaltada para que ese aire inmóvil se convierta en una gratificante brisa tibia. Apenas es una cuadra hasta el primer asfaltado. Abierto el portón, pongo el cambio en reversa y acelero, suelto lentamente el embrague haciéndome escapar de la cárcel de arcilla. Mi mirada se enfoca en un árbol majestuoso de tronco fuerte marrón oscuro cubiertas parcialmente por plantitas u hongos color gris, alto y esbelto; como las piernas de esas chicas flacas, hermosas, de estatura intimidante que aparecen en las portadas de las revistas imponiendo su belleza, pureza y personalidad; Salgo del garaje, giro el volante hacia la izquierda, levanto la mirada y observo como el tronco pierde su fuerza, ramificándose, destellando ramas en todas direcciones. Ya no logro observar los detalles encontrados en los troncos pero si contemplo las hojas verdes iluminadas por pequeñas flores amarillas que aparte de irradiar belleza a los ojos provee de una sombra melancólica, que en algún momento para un afortunado será una fuente de romance o descanso.

Presiono el acelerador con gran ansiedad, miro hacia el frente, el calor hace que el corto horizonte ondulé. Llegué a destino, al asfaltado inestable, causándome una sensación de gran traquilidad y felicidad; miro a la derecha, lo primero que veo es un rio caudaloso de vehículos estacionados en doble fila ; mi cabeza se apartó del resto, con un gran enojo y frustración, grito “malditos funcionarios públicos, ni como empleados de la institución encargada de la fiscalización y control , pueden respetar la puta ley”; Atento a que no venga un vehículo de la derecha contemplo otra gran característica de las primaveras, pero de las primaveras cada 5 años, una gran Columna de hierro cubierta de un color rojo corrupto que irradia impunidad, dolor y pobreza. “Vote lista 3” “Todos Juntos para el cambio”.

Alejado ya unas cuantas cuadras de mi humilde casa; construida de ladrillos vistos, con algunos sectores cubiertos por cementos pintados de color blanco; con 3 persianas en la parte frontal de la casa, dos de ellas son de la habitación de mi padre, la restante de la empleada, estas tres ventanas son resguardadas por rejas verdes sobrepuestas a 3 canteros rellenos de lapachos; Un gran portón automático que me protege del mundo exterior en las buenas noches , o que me encierran en mi soledad enterna en las malas noches. Con los parpados fruncidos por la indagadora luz del sol contemplo el cielo celeste con escazas nubes; un poco más abajo los árboles robustos, fuertes, irradiantes de felicidad, llenan la ciudad de colores varios, un verde que facilita la respiración, un amarillo que te saca una sonrisa, un rojo melancólico que trae recuerdos de un gran amor. Pero todo esto parece quedar como una gran ilusión provocada por el calor; al bajar la vista al nivel de los hombros, observo arbustos y flores hermosas , en plena era de oro, opacadas totalmente por el rojo de las columnas metálicas , llenas de afiches pegados unos encima de otro , como costras de la mayor enfermedad de este país “la corrupción”.

Si estaba contento al llegar al primer asfaltado; te puedes imaginar cómo me puse al llegar a la primer avenida; Pues si, a una cuadra estaba saltando de felicidad, cantando la canción que tocaba el reproductor de mp3. Al aproximarme, diviso una muralla que no permite pasar la honestidad, con indicios de que alguna vez fue roja. Debajo de esta, pensé ver pequeños papeles bicolores que irradiaban la pasión albirroja, pero esto era solo una ilusión, si son papeles bicolores, pero no irradian una pasión albirroja, irradian la falta de interés, la corrupción, el poco cariño hacia tu hogar, politiquería barata y perjudicial, pensé “que lastima que una de las calles principales de esta ciudad hermosa pero maltratada tenga semejante basura sobre su piel asfáltica”. Y arriba a la derecha, solitario como él solo, un árbol de mango, de tronco ancho y poderoso, de muchas ramificaciones anchas y seguras, que soportan el peso del tupido verde de hojas grandes y frutas que en una época son amarillas y sirven de alimentos para los pequeños bastardos, desesperanzados, los niños de la calle. Irradiando una vez más esa sombra de relajo, gran compañero del tereré y del trabajo arduo de mis conciudadanos.

Cuando llego a esta inmundicia, esquina de San Martin y Austria, miro a la izquierda para ver si tenia el paso libre , presiono el acelerador y aprovechando que el carril derecho estaba desierto continuo la marcha. En esta zona no se observan personas sentadas en las veredas , pero si encontráis jóvenes trabajando de ordenanza, parejas de adolescentes que se escaparon de sus casas o de sus clases (si todavía las tienen) para disfrutar unas cuantas horas de caminata con el ser querido o vagos sin rumbo cuyo destino final sea una tuca o el simple olvido.

Disminuí la marcha al encontrar algo que me pareció hermoso , algo que realmente hasta hoy en día nunca pude disfrutar. Un joven de 17 años , de pelo negro y tez oscura ; cara de angulosa y recta, bien puntiaguda de pómulos saltones y marcados; llevaba puesto el uniforme escolar (seguramente dejo unas materias y estaba tomando cursos de recuperación) que consistía de camisa blanca combinada de una corbata azul marino y pantalones del mismo color; al lado una chica que como máximo habrá tenido 15 años; bastante desarrollada, pechos preciosas bien redondeadas , como pomelos, bien cubiertas por una blusa apretada sin escote color blanco, que marcaban su contorno curvo; de las nalgas ni que hablar, se movían con tanta fluidez y con tanto ritmo que tuve q frenar de golpe en el semáforo para no incrustarme detrás del colectivo de la line 31.

Los jóvenes venían abrazados cruzándose los brazos como si fueran uno. La chica en la mano izquierda llevaba un termo forrado en cuero y una guampa colgado del costado; seguramente irían a una plaza, a una de esas plazas verdes!! Una de esas que te dan la impresión que estas en el campo, fuera del humo y el caos de la ciudad, un olor suave y refrescante que seguramente proviene del pasto, de las hojas, de los árboles, de las flores. Allí conversarán sobre lo que hicieron durante los días que no pudieron cruzarse miradas de amor, celos y felicidad; comentar esos momentos solitarios que lo único que los unen son los recuerdos; de los besos húmedos y suaves, húmedos y agresivos , o quizá el primer beso que tan solo duro 2 segundos y solo ocurrió gracias a la borrachera , para colmo en un tiempo en el que este no fue correspondido; Música que escucharon en este momento de separación temporal , que les traen recuerdos melancólicos , que trazan (con una feroz firmeza) el rostro del ser querido en la mente; Pero todo esto es reprimido hoy , guardado otra vez para los tiempos lejanos, la unión se finiquita al compartir el siempre querido tereré , la bebida de los amigos , de la confianza, de las confesiones. Seguramente se despidieron en la parada de colectivo con un beso y volvieron a los recuerdos, que transforman los segundos de separación en inquietantes momentos de soledad y amor exiliado.

Después de 5 minutos de un calor sofocante e impiadoso llego al laburo, una desmotadora de algodón, cuya oficina administrativa se encuentra en esta hermosa ciudad. Por fin ingreso a estas 4 paredes blancas refrescadas por el aire acondicionado, siento una picazón en el brazo izquierdo, miro y estaba colorado, cocinado por el sol q nos calienta, sin protección del verde mango. Irritado por el rojo indiferente de la vista a la altura del hombro, me siento en el escritorio y relato esta corta crónica.

Luego de la repetida monotonía del trabajo, vale la redundancia, me dispongo a darle cierre a mi trabajo de la semana. Durante el horario de oficina, hago las pequeñas tareas brindadas por esta época del año. No es nada complicado, solo basta concentración, información y un poco de operaciones aritméticas.

Estando en mi casa, tengo la mente liberada de cualquier preocupación, es aquí donde la soledad da sus punzadas certeras; Porque me ocurre esto, creo saberlo; deben ser la ansias de ver a ese ser humano, que emana timidez y ternura, con su mirada que te rodea de melancólica felicidad. “Maldita sea! Porque debe estar siempre dentro de mi cabeza, recorriendo mis entrañas como si fuera la sangre bombeada desde el corazón.”

Todo lo que contemplo, miro y observo me lo recuerda. Cada gusto en común, recordados en tiempo de separación impregnan la habitación de su aroma húmedo y asfixiante. Daria absolutamente todo para que fuera correspondido; no hay nada por hacer, nada más que esperar asfixiarme en la esperanza infinita! Condenado en mi habitación azul, aislado de la primavera de los arboles, agobiado por el rojo corrupto y condenado a quemar esa esperanza infinitas bajo el sol abrumador. La tortura de la inactividad, la tortura de ser diferente, la tortura de las cosas buenas que pueden ser mejores.

Con estas expresiones termino esta crónica, el relato de una mente cualquiera.

jueves, 29 de noviembre de 2007

Realidad Solitaria

Una persona es lo q es pero tambien puede ser lo que quiere ser! Aqui empieza el conflicto en mi vida! Esa lucha entre lo que quiero ser y lo q soy. Esa tortura psicologica q no te da descanso ! q c aparece en cualquier momento del dia y ataca con la fuerza de un rayo desconectandote del mundo, te sumerge en una batalla existencial donde el "tu" (lo que quiero ser, lo q esperan q sea) lucha contra el "yo" (lo que soy) para ver quien quedara en el recuerdo de los queridos! Y esa sera tu eternidad!"


Asi abro este blog, para que empiezen a conocer al Pablo de hace unos meses
Muchas gracias salu2